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Crisis económica: Salida eco-social
Un grupo de personas y organizaciones hemos decidido unir nuestras voces para pedir que las salidas económicas que se construyen a partir de la crisis causada por el Covid-19 incorporen criterios ambientales y sociales. Pedimos una solución eco-social, de acuerdo con las consideraciones que a continuación se exponen.
Nuestra sociedad está transitando por una crisis sanitaria sin precedentes, que ha frenado casi toda la actividad humana en la mayor parte del mundo. Ha tenido y sigue teniendo un alto coste en vidas, se han pasado momentos duros y se han tenido que abordar urgencias complejas de gestionar.
En la parte positiva, el planeta ha tenido un respiro. Han parado los aviones, los grandes barcos y los coches, y se han reducido los niveles de contaminación atmosférica. En la tierra y en el mar, se han frenado los ruidos y la naturaleza ha recuperado el espacio. Con el ritmo tranquilo, se ha oído el canto de las aves desde el interior de los hogares, y se han visto unas calles muy amables en los primeros paseos colectivos. Con esta pausa obligada, ha venido una oportunidad de sentir el silencio, reflexionar y poder apreciar las cosas que consideramos importantes y vitales.
Pero tenemos el deber de poner en marcha nuestra sociedad, hasta ahora casi totalmente confinada, y queremos sumar voces para pedir que, en la economía que reiniciamos, no se vuelvan a cometer los mismos errores que antes.
La situación de Menorca como zona eminentemente turística nos puede perjudicar en un contexto mundial en el que el movimiento de personas se puede ver restringido durante meses, no sabemos hasta cuándo. No es difícil suponer que, si vienen turistas este año, sea en cantidades muy menores y probablemente con estadías más largas. Aprovechemos este momento para repensar el turismo que queremos en la isla.
Planificamos la reconversión de los grandes hoteles construidos en los años sesenta y setenta. Habría que incentivar la reducción de volúmenes y de capacidad de alojamiento. Se deben incorporar criterios de sostenibilidad en cuestiones de agua, energía y materiales biodegradables en todas las intervenciones que se realizan en los edificios.
También es el momento de intentar diversificar la economía y dejar de apostar solamente por el turismo. Consideramos que hay que ayudar al sector agrícola a una reconversión que diversifique la producción, hasta ahora muy orientada a la generación industrial de leche. Menorca necesita producir huerta, fruta y carne con garantías de calidad nutricional y de respeto ambiental, para poder abastecer el mercado local cada vez más interesado en el producto de proximidad.
Existe una necesidad de empresas que aborden el problema de los residuos, para capturar plásticos en el mar, para sustituir los materiales no biodegradables de usar y tirar, para aprovechar el biogás de las granjas o la biomasa de la jardinería. Faltan empresas para la obtención de agua por condensación, para llevar a cabo una gestión forestal que genere combustible local, para el uso del hidrógeno obtenido de fuentes renovables como un vector energético sostenible.
Es necesario poner en marcha iniciativas, públicas y privadas, que dinamicen una economía basada en la cultura, en la arqueología, la navegación a vela, la pared seca, las energías renovables… Deberíamos saber aprovechar este parón para hacernos más resilientes y autosuficientes.
Pensamos que estamos frente a un momento en el que deberíamos ser capaces de prever sistemas de formación que ayuden a las muchas personas que permanecerán sin trabajar, para preparar capacidades que permitan entrar en nuevos nichos de ocupación. La Universidad, la Formación Profesional, el Parque BIT y las instituciones públicas y privadas, tienen que buscar cómo dirigir rápidamente la formación, para dar respuesta a las necesidades que se plantean.
Es hora también de analizar y planificar conceptos como la capacidad de carga. Nuestra isla se ha visto sometida a una presión enorme, de más de 200.000 personas en el verano de los últimos años. Creemos que el nuevo paradigma turístico debe dar muestras de excelencia sanitaria de ahora en adelante, y eso requiere prever la masificación. Igual que se ha acabado instaurando una capacidad máxima de acogida en los aparcamientos de las playas o en los jocs del Pla, Menorca tiene también unos límites, en personas y vehículos, que ahora podemos definir de manera lógica.
Vivimos en Menorca, amamos esta isla y su población. Necesitamos actividad económica, y que se construya procurando evitar los errores que ya conocemos del modelo anterior. Ya sabemos que hay cosas que no se deciden aquí, pero tenemos conciencia de vivir en un paraíso natural que debemos conservar, disfrutar y legar a las generaciones que nos siguen, y por eso mismo queremos que Menorca aporte su contribución buscando y mostrando nuevos caminos.
Pensamos que la salud tendría que ser un eje transversal, para mantener un entorno que es fundamental a la hora de evitar y poder hacer frente a las enfermedades. Trabajar para reducir -rápidamente- las emisiones de la central eléctrica, para aplicar políticas de movilidad ciudadana que apunten a los desplazamientos no motorizados, para priorizar la agricultura sin tóxicos, establecer un máximo de vehículos en verano (como se hace en Formentera), exigir transporte marítimo que no use combustibles pesados, promover la gastronomía basada en una dieta local equilibrada…
Hay un movimiento ciudadano mundial que demanda nuevas visiones económicas para ofrecer un futuro más sólido para tanta juventud que lleva años sin encontrarlo, que incorporen más solidaridad en la distribución de los beneficios, que no se basen en el traslado a terceros países sin derechos ciudadanos a la búsqueda de más beneficio, que no incentive el abandono prematuro de la formación…
Hay mucha gente que se moviliza para pedir no continuar en caminos equivocados sin contar con retos tan considerables como el calentamiento del planeta, la pérdida de biodiversidad y la contaminación creciente. Hay muchos instrumentos y convenios aprobados que ofrecen marcos para actuar: acuerdos internacionales sobre el clima y la conservación de la Tierra, directivas europeas sobre energía, agua y contaminación, legislaciones sobre cambio climático y sobre residuos, declaraciones de emergencia climática, la declaración de Reserva de Biosfera…
Hacemos un llamamiento a la ciudadanía a movilizarse para pedir de manera visible una salida eco-social a la crisis económica que ahora comienza. Se requiere el apoyo de las organizaciones y colectivos, como de la gente a nivel personal.
Invitamos al mundo empresarial, a la gente autónoma, a los patronos, a los sindicatos, a unirse a esta llamamiento que pide economía, pero con más racionalidad que el modelo anterior.
Pedimos a las instituciones públicas que sean sensibles a esta orientación, que actúen en consonancia con los compromisos legislativos y que apliquen cláusulas ambientales y sociales tanto en los procesos de contratación como en las líneas de ayudas, para que ninguna persona quede abandonada y para que no se pierda de vista la necesidad de armonizar nuestras actividades con la tierra y el planeta que nos rodea.
Sumémonos a la llamada. Ante la crisis económica, salida eco-social.
Plataforma de Menorca por el Clima
Mayo de 2020
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